Fernando Navarro, el Cónsul Vitalicio de Azua, Orgullo Dominicano.
Entrevista en el Mes de la Herencia Hispana.
- Un paseo por las alturas - marzo 4, 2023
- FUTBOL: Erling Haaland, el nuevo fenómeno que hace temblar los registros de la Premier League - octubre 8, 2022
- PREMIER LEAGUE: Haaland gana su Primer MVP del Mes - septiembre 16, 2022
Los Estados Unidos, país que tiene un gran significado para muchos seres humanos que habitan este planeta, en especial para aquellos que han llegado a migrar a esa gran nación con la visión de lograr “El Sueño Americano” y sus testimonios así lo han confirmado, tiene la virtud de honrar a quien se lo merece y hacer justicia también a quien se lo merece.
En nuestro caso, cada año, entre los meses de Septiembre y Octubre, se celebra el Mes de la Herencia Hispana, digno reconocimiento para cada personalidad que ha sabido aprovechar esta oportunidad, con sus principios y valores, hicieron lo correcto, transformaron lo imposible en posible, creyeron en su voluntad y lo demás fue por añadidura del universo.
A continuación vamos a presentarles una entrevista con un ser muy especial, un dominicano de pura cepa, un ejemplo a seguir, un caballero en todos los planos, digno de emular, es muy querido en su pueblo natal y mucho más en la ciudad de Nueva York. Vamos a conocer varias facetas de su vida, su trayectoria y cómo logró hacer su sueño realidad.
Es el caso de Fernando Navarro, quien ha estado por mucho tiempo por décadas, sirviendo en la comunidad, haciendo actividades para recaudar fondos y ayudar a personas que tengan problemas que tengan situaciones delicadas.
Además, Fernando Navarro es un empresario radiodifusor que tienen en su natal República Dominicana y New York emisoras, todo eso lo hace con una gran pasión, y lo hace con un espíritu de poder valorar sus raíces.
Lo conocen con el Mote de «El Cónsul Vitalicio de Azua».
Es un Orgullo Hispano, no solamente para Nueva York, sino para todos los EEUU porque su trayectoria es digna de admirar y su modo de ser es algo que acerca, que une, que concilia. No son uno ni dos los dominicanos que han llegado a NY que le han pedido ayuda, Fernando Navarro le ha dado una recomendación y eso es un trabajo seguro, eso es algo que tiene mucha valía mucho peso”
Preparense a conocer esta inspiradora historia.
¿Estimado Fernando Navarro, bienvenido a Deporvida.net, queremos conocer tus orígenes, cuál es tu fecha de nacimiento y lugar, danos una reseña de tu ambiente familiar, tus padres, hermanos, cómo fueron esos primeros pasos?
R.- Yo nací un 21 de mayo del año 1953, en una ciudad que dista a unos 110 km, al oeste de la capital dominicana, llamada Azua de Compostela. Mi padre era un simple zapatero llamado Pedro Navarro, tuve la desgracia de perder a mi madre en el 1964 cuando yo tenía apenas 11 años de edad, éramos 9 hermanos, cinco varones y cuatro hembras.
Yo soy el más pequeño, yo soy la ñapita de los partos de mamá, Doña Luisa Montilla y me crie en un ambiente familiar con mucha rigurosidad y un padre de una contextura física fuertísima y una crianza a la antigua, donde todo se pagaba con una pela, si usted se pasaba con un vecino, si usted contestaba a algún vecino, si usted se metía en la conversación de los adultos, la pela era segura.
Y si en la escuela le daban a nuestros padres una queja de uno, eso era seguro, seguro, y nosotros teníamos que responder y respetar a los vecinos como si fueran nuestra propia familia e incluso, si el vecino cogía una chancleta o una correa para corregirnos teníamos que estar mansitos, y dejarnos corregir del vecino, un ambiente muy cerrado.
No tuve colegio, siempre asistí a la escuela pública..peeero a duras penas, no como ahora que los padres van a las reuniones en las escuelas y forman parte del comité, de padres y tutores..no…mi padre, yo recuerdo, nunca, nunca, nunca fue a una escuela a nada, e incluso cuando le daban también los complain, como decimos en inglés, las quejas mías, papá resolvía con una carta, nunca, nunca.. Pero realmente fue, si se quiere, una familia con mucho respeto, con mucho cariño, con mucha honestidad.
Nuestro padre no quería que nadie, que nadie llevará nada a la casa sin decirle el origen de eso que llevaban los hermanos de nosotros, y desde luego al fallecer nuestra madre, nuestro padre apretó, apretó automáticamente las riendas del hogar, cualquier hermano mayor que yo automáticamente devenía siendo mi padre.
No fui a colegio, fui siempre a escuela pública, y me crie en Azua, que aunque lloviese a cantaros, tenía que ir a la escuela. No sé cómo la gente de ahora, los niños, no van a la escuela por cualquier cosita, nuestros padres corregían todo con la correa.
En este recorrido de tu historia, en plena adolescencia, ya tenías claro lo que estaba por venir, o aún estabas en búsqueda de eso que más te apasiona hacer?.
R.- Desde muy pequeño yo me incliné por la radio, las comunicaciones. En la escuela teníamos una materia, cuando estaba en la primaria, segundo, cuarto de la primaria, en quinto de la intermedia, una materia que se llamaba Expresión Oral, que uno tenía que hacer algo en público todos los viernes, en la escuela, los 30-35 alumnos de la Escuela Primaria, “Bartolomeo Legario Pérez” en Azua, teníamos que leer un libro, tocar una tambora, tocar un instrumento, una poesía, decir algo, y yo siempre decía una poesía.
Yo me paraba, y cuando leía los libros, las profesoras siempre me decían:
”Que bien lee ese muchacho”
Desde pequeño yo siempre me incliné por las comunicaciones y siempre me llamó la atención la radio.
En el 1973, cuando yo apenas tenía 20 años, fundaron Radio Azua en mi pueblo, y tan pronto mi padre compró un radio para la zapatería, yo no me despegaba de ese radio el día entero, e incluso con esas latas de sardinas y los alambres de esas piezas de los carros, ese alambre metálico que es de cobre, que se llama coil, hacíamos una comunicación perfecta mis hermanos y yo de algunos 25-30 metros largo y jalábamos en muchos patios, patios x patios, con ese alambra mi hermano Nicolás allá en el fondo, con una lata de sardina con un hoyito en el fondo y el alambre con un nudo puesto a la lata, el allá me contestaba y oíamos casi perfectamente lo que pasaba.
Incluso, también en los partidos de ligas menores de béisbol, el play de la cuchilla un barrio de mi pueblo, yo llevaba una lata de Margarina Manicera, que cogía 5 libras de mantequilla, le quitaba la tapa, la tapa tiene como algunas 6 pulgadas de radio, como 12 pulgadas de diámetro tiene la lata de mantequilla, y le poníamos una chapa, una chapa de rivol en el fondo, y cuando yo me pegaba a la lata, ahí se oye como un micrófono y yo narraba los juegos de béisbol así.
Yo hablaba mucho desde pequeño, mi padre me decía siempre:
“Este maldito muchacho, caramba este si habla, no se cansa de hablar, va a salir locutor, voy a hablar con el dueño de Radio Azua para que lo haga locutor, que vaya él a tomar clases allá de locución”
Yo siempre leyendo en voz alta en mi casa, hablando, siendo el maestro de ceremonia desde pequeño en la escuela de expresión oral, hasta que por fin en el año 1972, en el mes de noviembre, hicieron una emisora, llamada Monte Rio, la fundaron frente a mi casa, nosotros vivíamos en la Colón 30 esquina las Carreras y casi al frente en la Colón 55, unos señores fundaron Radio Monte Rio, yo me pasé para allá automáticamente, hasta el extremo que ya yo en diciembre ya ganaba dinero como locutor, yo no fui a la escuela de locución, yo no fui a ninguna de esas partes, solamente tan pronto estos muchachos hicieron esa emisora ahí, yo me pase como vecino de al frente y comencé y ya eso fue en noviembre del 72, ya para navidad, para enero, ya yo ganaba 150 pesos mensuales y me fui a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, regresaba a mi casa los fines de semana y yo era el discjockey de las navidades, allá en Azua de Compostela, en la navidad del 72, ahí comencé yo la radio, que Radio Monte Rio me llegó del cielo. Así entonces la idea de papá se concretó conmigo en poco tiempo.
Luego yo seguí la escuela de locución, yo seguí escalando peldaños, en Azua yo era el que presentaba a todos los artistas que visitaban a nuestro pueblo
Cuál fue tu primera responsabilidad laboral?
R.- Nosotros los hijos de Pedro, los varones, teníamos que venir de la escuela a la 1 de la tarde, hacer la tarea en pocos minutos y si no la terminábamos la dejamos para la noche, entonces teníamos que estar en el taller de zapatería, allá frente al mercado público de Azua, haciendo los mandados, trabajando con nuestro padre zapatería, porque papá tenía una industria un poco grande. Tenía 7 operarios, siete empleados tenía él, y si daban las 2pm y no llegábamos, él nos mandaba a buscar a la casa:
“qué, qué hacen esos muchachos que no vienen, qué es lo que pasa?»
Y cuando a veces nos tardábamos…otro regaño, fue una crianza de nuestro padre muy dura, muy dura.
Yo tenía que hacer la tarea de la escuela en la noche porque, entonces, sino la terminaba a las 2 pm, tenía que terminarla en la noche. Pero tenía que estar en el taller tan pronto llegará de la escuela, comer en 10-15 minutos para hacer la tarea y arrancar para el taller, ese fue mi primer compromiso laboral, fue con mi padre en el taller de papá, donde todos los empleados que eran siete me querían bárbaramente.
Cómo llega el amor a tu vida?
R.- El primer amor de mi vida nunca llegó, llegaron muuuuchos primeros. Tan pronto yo cumplí los quince años, dieciséis años, yo comencé a enamorarme y tenía cuatro, cinco novias, yo nunca tuve una sola novia, e incluso cuando yo ya me hice adulto, tenía tiempo que yo tenía hasta siete novias a la vez. Se armaban unos líos en los bares, en el parque de Azua, en todas esas partes.
Yo no tuve un solo amor, un primer amor, yo tuve 4-5 a la vez y andaba en un motor en Azua con ese cabello largo estilo Sandro, estilo Tom Jones, al estilo Raphael de España, en el 1970, yo con 16 cumpliendo 17 años, al estilo de Jermaine de la Fuente de Los Ángeles Negros, y el pelo me daba por aquí por los hombros y yo era un enamorado, un soñador, y todavía lo soy, y gracias a Dios que hasta la fecha solo tengo dos hijos con Luisa, tenemos 46 años de casados, no tengo hijos en la calle, no en la calle porque los hijos no se hacen en la calle no se dice así, los hijos se hacen en una habitación (tono de voz sonriente) en una soledad, en una cama, pero como es un dicho que dicen allá en dominicana, que los hijos fuera del matrimonio están en la calle.
En el 1975, yo me acerqué a Luisa en semana santa en la playa Monte Rio, yo recuerdo como ahora mismo, que estaba esa canción de Danny Daniel “Viento del Otoño”, si, entonces yo estaba «arrecostado» de la guagua del papá de ella, una Toyota de color aceituna, ella llegó con su madre con todos ahí, y nos conocíamos de antemano porque nos criamos en el mismo pueblo y ella y yo somos casi primos quinto, usted sabe..esa familiaridad de años y años que los viejos llevan, que dicen que somos primos todavía.
Pero no obstante yo me enamoré de Luisa en el 75, ya en enero del 76 a los nueve meses ya de yo tener amores con Luisa, la mamá me dijo:
“Pero ustedes están los dos necesitados de un cariño, de una madre, de un padre, usted está andando en la Universidad, pasando miseria, por qué no se casan y se quedan en mi casa?»
Ahí comenzó nuestra relación con Luisa hasta la fecha, ha sido el amor de mi vida, Luisa es el amor de mi vida, tenemos dos hijos preciosos, Fernando de 41 años, Alexandra de 39 años y los dos son profesionales de la medicina aquí en la ciudad de Nueva York, emigramos desde la República Dominicana en 1985 cuando todavía se podía emigrar a los U.S. en aquél tiempo y criamos a nuestros hijos aquí en Nueva York con dos idiomas, sin apagones, sin mosquitos, con electricidad, con salubridad, con teléfono, y bien como la gente y gracias a Dios nuestro matrimonio a seguido viento en popa.
¿Cuáles son tus principios y valores para afrontar la vida?
R.- Mis principios y valores, tenemos un principio inculcado por nuestros familiares, nuestros vecinos, LA HONESTIDAD, valores, valores, valores, ser leal, ser fiel, ser buen amigo, yo tengo un concepto muy amplio de la palabra AMISTAD. Yo lo profeso mucho y lo pongo en práctica cada días,
Gracias a Dios, motivado a mis principios y valores no he caído en la droga en esta gran urbe newyorkina, cuando comencé a andar laquí a calles aquí de Nueva York en 1985, obtuve, recibí muchas ofertas de muchos “amigos” que me decían que yo teniendo un taxi o siendo superintendente manejaría los centavitos semanales, y que lo que me ganaba en un mes ellos se lo ganaban en una hora.
Pero gracias a Dios nunca caí en drogas, nunca probé la marihuana, no sé a qué sabe, nunca he probado la cocaína tampoco, ni quiero, porque todo comienza con la prueba, y yo he sabido esquivar, e incluso he conseguido enemistades por eso, personas que me han invitado a fiestas a su casa y yo les he dicho que no, que yo no voy a ueler (oler), que no soy «ueledor» que no le encuentro arte a eso, es más yo nunca he fumado, yo no sé lo que es un cigarrillo, otra cosa, yo no soy gallero, no tengo agallas para apostar y que a las espuelas de un gallo, no sé yo me crié así con principios y valores muy fuertes.
Ahora mismo que soy tan fanático del béisbol, yo no sé lo que es un juego a más, un juego a menos, yo no sé cuál es el equipo macho y cuál es el hembra; me lo explican mis compañeros que apuestan y a la semana se me olvida, porque nunca he apostado a nada.
Una vez Pedro Martínez le iba a pitchar a los Yankees aquí en el Yankee stadium y yo fui a darme un recorte, un sábado por la mañana, era a la una del día y yo fui como a las diez de la mañana a recortármelo y los peluqueros de aquí de la esquina de casa me dijeron a mi que Pedro Martínez iba a blanquear a los Yankees, que ese es el papá de los Yankees que vamos a apostar 100$, y yo dije “vamos a apostar los 100$ a que ganamos hoy” y efectivamente vino Bernie Williams y le dio un jonrón a Pedro en el noveno inning, los Yankees ganaron 1×0, perdió Pedro su partido, los Yankees ganaron gracias a ese jonrón dejando en el terreno a los Medias Rojas de Boston aquí en el Bronx, y entonces cuando yo regresé a la peluquería estaban aplaudiendo, “va a cobrar Fernando…va a cobrar Fernando”, yo cuando Robin el dueño de la peluquería me pasó los 200$, yo le devolví sus 100$ y le dije:
“Yo no le gano el dinero a los amigos”, porque mis padres me enseñaron a eso, y mis tíos y mis hermanos…y no no no, eso es así, tenemos valores de verdad.
Mi hermano Cheche, que falleció hace tres años en San Cristóbal en un accidente automovilístico, una vez cayó un aguacero, eso fue por ahí en 1965-66, cuando la revolución, se apareció en casa con una papeleta de 20 pesos, que había un aguacero grandísimo, y venía bajando todo el contén de la calle, y yo recuerdo que Cheche, al ser más flaquito que todos los compañeros que estábamos ahí en la calle, Cheche vino y cogió la papeleta de 20$ y se apareció en casa con ella para dársela a papá, le dijo:
“Mire papá”, papa le dijo: “No, ese dinero no es suyo…ponga ese dinero en el contén y que se lo lleve el agua, y papá le hizo la maldad a Cheche delante de todos los hermano».
Cheche llorando ya todo un jovencito, Cheche tenía ya 14-16 años por ahí, y llorando puso el dinero en el contén y los muchachos allá abajo en la otra esquina cogieron el dinero.
Oiga bien, como era la crianza de nosotros, mi padre era amigo de un señor en Azua llamado Enrique Terrero que tenía una peletería, una vez, yo tenía como 13 años, y mi padre me echó en una fundita de papel un dinero, una fundita de esa donde ponen la cerveza, me echó 10 pesos, y me dijo: “váyase a donde mi compadre enrique Terrero, allá donde Sara que era su esposa, y cómpreme eso que está apuntado en ese papel”.
Cuando yo llegué me atendió una señora llamada Joaquina que era hija de ellos, la mayor, y Joaquina me dio unos tacos de zapato, unos hilos para coser zapatos, unas agujas que mi papá apuntó en ese papel, pero entonces me devolvió de los diez pesos, y también me echó los 10 pesos otra vez en la funda.
Entonces qué sucede?
Que cuando yo llego a casa con este drama, dice mi padre:
“Yo no puedo hacerle eso a mi compadre Enrique”
Se puso una camisa, que yo recuerdo que estaba trabajando de zapatero en el banco sin camisa, me cogió de manos y cortamos el mercado de Azua diagonalmente de esquina a esquina, por el medio, y nos aparecimos allá. Papá le llevo los 10 pesos y solo cogió el cambio, le dijo a Joaquina:
“Yo no le puedo hacer eso a mi compadre Enrique Terrero, le estoy enseñando a Fernandito a que no haga eso” y así es así.
Ahora cuando los atracos de estos días aquí, cuando las banalizaciones por la protesta de un afrodescendiente que fue azotado por un policía allá en Atlanta, aquí saquearon todas las tiendas y al frente de mi edificio estaba lleno de mercancía, yo me levanté a las tres de la mañana a empujar la mercancía con una escoba, medicinas, snickers, todo para el contén, limpiar la puerta de mi edificio que los pillos hicieron su almacén en estas aceras del lado de acá, y yo no toco nada de eso y si lo toco se me cae la mano.
Qué estudió, cuál es su profesión?
R.- Yo me fui a la Universidad Autónoma de Santo Domingo en noviembre del 72, con el sueño de ser Médico, medicina era lo que a mí me fascinaba, pero que pasa que la vida en la capital dominicana es muy fuerte y yo me fui a la UASD, como le llamamos nosotros a la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Me fui en el peor momento, cuando las actividades políticas en contra del gobierno de Joaquín Balaguer estaban en su índice más alto. Me fue muy mal, muy mal, hasta hambre pasé, no lo niego, y tenía que ir de la UASD hasta el Parque Independencia, que dista dos millas, tres millas, todos los días a pie, hasta lloviendo yo me iba, hasta con fiebre yo me iba de mi residencia ahí en la calle Juan Isidro Pérez, cerca del parque Independencia, de los bomberos, cerca de radio Guarachita yo me iba a pie todos los día porque no tenía los 25 centavos para el taxi, lo que llaman allá el carro público.
Yo soñé ser médico y cuando ví que ya no pude, ya en el 75, me fui para Azua y la madre de Luisa me abrió las puertas de su residencia, me casé con Luisa y me quedé tranquilo ahí, ya no inventé más con eso, tengo Antropología, Bioestadística, Anatomía 1, y materias de medicinas aprobadas, hice colegio universitario con buenas notas, pero no conseguí un familiar que me diera alojamiento en la capital para yo hacerme profesional.
Sin embargo, mis dos hijos lo fueron, aquí en U.S. Nueva York, todo le fue fácil, y su madre siendo baby sister y yo siendo super intendente de edificios y de noche taxeando, con un Chevrolet Impala que yo compré y taxeaba de noche muchísimos años hasta en lo que los hijos míos terminaron, entonces me puse a trabajar en emisoras aquí, en KDM1380, en Super KQ, en las emisoras de acá yo me puse y también trabajaba en otras emisoras y participaba en muchos programas de afuerita no tan de a fondo como ahora, pero así es la vida, no me hice profesional pero de todas formas estoy vivo.
En quién te inspiraste para ser hoy en día lo que eres, a quienes honras?
R.- Yo como locutor no me inspiré en nadie, yo soy un oyente, todavía un oyente de la radio. Los amigos míos se sorprenden de toda la historia que yo les digo de las emisoras de la capital, yo allá en Azua mi hobbie era estar pegado de un radio todo el tiempo escuchando todos los programas de unas emisoras que se escuchaban en mi pueblo, HJB Radio Comercial, Radio Clarín, también Radio MIL y muchas emisoras más, pero las principales eran esas.
Yo no me inspiré en nadie, en nadie, sin embargo en el 1977 fui y me examine de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, ok, eso fue en el 77, mi carnet es número 3026 está aquí puesto en la sala de esta emisora y entonces tuve la suerte que me examinó el mejor locutor dominicano de todos los tiempos llamado Pedro Pérez Vargas.
Y cuando yo, me llamaron que subí a la tarima del estudio número uno de la Radio televisión dominicana, ese lunes a las 11 a.m. , entonces me dijo Don Pedro:
“Meta la mano en esa tómbola y saque una carta y lo que le diga esa carta esa es su examen de locución”.
Vino un empleado le dio vuelta a la tómbola, yo saque la carta y decía:
“Pida ayuda para la ancianidad”
Y yo ahí me desboqué hablando y automáticamente ya el examen oral estaba pasado. Luego vino el examen escrito y para todos era un examen en común, decía, Una página de maquinilla, de lado y lado, tiene que llenarla en letra de cajón de lo que usted sabe de la Revolución de Abril, yo que privo de historiador, que tengo todas esas fechas en la cabeza, automáticamente llené mi página de lado y lado, y hasta la fecha, Ramón A. Ramos dice:
“Que yo nací, que en Paz descanse porque hace poco, en pocas semanas, él falleció, dice que yo era un dichoso de la vida, que yo nací para ser locutor”.
Tan pronto llegué aquí a Nueva York me he ganado a todo Nueva York entero, tengo mucha popularidad, modestia aparte, pero no me inspiré en nadie, yo si a cada cual le daba su mérito, si como locutor a Francis Méndez que es tremenda locutor, a Ramón A. Ramos, Pedro Pérez V., después de esos han salido una pléyade de locutores que yo soy amigos de ellos y respeto su estilo, pero no estoy de acuerdo con ellos.
Una vez logrado las metas en tu natal RD, cómo fue esa visión de viajar a USA, para que FN viaja si tenía todos los recursos en su país para mantener a su familia?, ¿Cómo logró esa oportunidad en USA para tener ese trabajo?,
R.- Luego de trabajar en Radio Monte Rio, 72 al 77, al comienzo del 78 yo ingresé a la emisora de mi pueblo Radio Azua, pasé de una emisora para otra por mayor, mejor sueldo.
Yo ganaba en Radio Monte Rio 125 pesos- 150 pesos, lo ganaba toda la vida mensuales, y Radio Azua me ofreció 300 y me fui para Radio Azua. Luego del Huracán David, en el 79, yo me fui a la capital porque las emisoras pasaron como tres, cuatro meses que ninguna publicitaria le pagaba los comerciales y no estaban facturando, y no le estaban pagando al personal, entonces yo me fui a la capital a buscar empleo y trabajé en una compañía que se llama La Estrella que vendía plátanos fritos, papas fritas, todas esas cosas.
Luego de ahí, que duré tres meses trabajando en el producto La Estrella de unos cubanos que tienen esa empresa de productos allá en república dominicana, entonces me fui a la Sociedad Industrial Dominicana, que nosotros conocemos allá como manicera, como promotor de ventas en todo el país, ahí duré del 79 al 81.
Luego en el 81, conseguí empleo entonces fui a recursos humanos donde el señor Sauvignon, tomé el test de habilidad mental y pasé el examen, entonces era empleado de la manicera y era empleado de la Cervecería Nacional Dominicana que era la presidente, trabajé del 81 hasta el 85, cuatro años.
A finales del 85, cuando el gobierno del Dr. Salvador Jorge Blanco, un gobierno malísimo del PRD que tuvimos allá los dominicanos…eeeh yo vi que las cosas se ponía agria, yo era vendedor, el comerciante que me compraba 100 cajas, de repente así en pocos meses vino una crisis económica así tan fuerte, un decaimiento de la economía que solo me compraba 25 cajas y porque me conocía.
Tuve un tiempo que yo vendía en la zona mía, 75 mil cajas de Malta Morena, desde Ocoa hasta la Frontera, Ocoa, Azua, San Juan, Las Matas, etc., y yo tenía meses que vendía 75 mil. Los últimos meses que yo estuve allá en la cervecería, solo se vendían 33 mil cajas y a duras penas, a duras penas, entonces yo le dije a mi esposa y a mi familiares que yo me venía para Nueva York, que yo tenía Visa, tenía y que venía para acá, el hermano de mi esposa que estaba viviendo aquí que era superintendente me dijo: “Si, vete para Nueva York,” que estaba allá de vacaciones, “has tus diligencias”.
Y yo le dije: “Me voy con mi esposa y mis dos hijos“, y allá conseguimos un contrato de trabajo y así fue. Él habló con el dueño de este edificio donde tengo 36 años de trabajo, yo tengo 36 años en Nueva York y tengo 36 años como super.
Yo vine aquí en agosto 17 del 85, ya para noviembre yo estaba taxeando, desde que llegué a la semana yo compré un carro, un Chevrolet Impala del 76 y comencé a taxear en la calle, estaba en la base Riverside.
Luego de eso, ya la historia es común, yo tuve una visión más allá de mis pies, un poquito más allá y sabía que la situación se iba a poner mala en la RD. Además, comenzaron a despedir gente en la cervecería y achicar al personal, y yo decía: “antes de que me voten, déjame yo renunciar”.
Cuando yo fui a renunciar a la Cervecería Nacional Dominicana, Nini Cafaro, él era mi gerente de publicidad y relaciones públicas, en agosto a entregar el cargo a renunciar, me dijo la secretaria:
“Dice el Lic. Cafaro”, se llama Erasmo Cafaro, “que no renuncie, que antes de hablar con nadie, que hable con él”, y efectivamente, ella le tocó la puerta yo entré y me recibió con mucha simpatía y me preguntó:
“Pero bueno Navarro, qué tú vas a hacer en Nueva York”
Y le expliqué a él lo que quería, que quería criar a mis hijos en dos idiomas, que allá no había luz, se pasan tres meses mi nevera sin prenderse, que había una plaga de mosquitos enormes en Azua de Compostela, que yo no tenía a dónde coger y que las ventas estaban bajando en la cervecería y que yo quería venirme para Nueva York.
Que yo tenía el apoyo de un hermano de mi esposa, que aparte de cuñado mío, era el padrino de mis dos hijos. Así fue todo, fue el pasó más grande que he dado la mi vida, no me arrepiento…no me arrepiento…para mi no hay…no hay nada imposible, yo soy como el rinoceronte, yo digo que voy por ahí, voy por ahí y por ahí yo voy…y así he sido en la vida en todo.
Cuando yo me levanté a Luisa allá en Azua, era una de las mujeres más lindas, todavía lo es, aun cuando tiene ya 70, es una mujer elegantísima todavía, la gente no sabía como yo me podía levantar a Luisa, okey, ganando dos chelitos y Luisa con tantos doctores, tantos ingenieros, tantos personales y gente de Azua ricos de cuna enamorados de ella y ella se quedó conmigo, entonces yo he sido un triunfador, nada es imposible en la vida, todo es posible.
Y una cosa que le voy a decir ahora mismo, Felo González, a mi el dinero me cae del cielo, honestamente, yo puedo estar ahora 5 mil dólares y tengo la idea por aquí por allá, y el dinero me cae del cielo, parece mentira.
Yo le digo a los amigos míos:
“No me abandonen…no me abandonen, no se alejen, que el que está cerca de mí siempre tiene 5 pesos” Así es la vida.
¿Qué lo hace sentirse estar orgulloso de ser un hispano residenciado en USA?
R.- Yo me siento muy orgulloso de ser un hispano residente en la ciudad de Nueva York, esta gran ciudad esta gran urbe newyorkina yo la adoro. Yo adoro los Estados Unidos, los E.E.U.U: nos han abierto las puertas a nosotros de par en par, para que nosotros vengamos aquí a ofrecer lo mejor de lo bueno que aprendimos y tenemos en nuestro corazón en nuestros respectivos países.
Muchas personas que hay acá, no han sabido aprovechar, muchas personas residentes en los E.E.U.U., no saben aprovechar las ventajas que le da esta gran nación norteamericana para crecer, para criar a su familia, para estar acorde con todo lo que se le ofrece.
En realidad yo me siento muy orgulloso, soy representante de un pueblo que se llama Azua, me dicen a mí que soy El Cónsul Vitalicio de Azua en la ciudad de Nueva York, nunca he sido arrestado, siempre tengo toda mi licencia, todo en orden, y soy enemigo también, de algo muy importante, también, de tomar alcohol y conducir vehículo porque es una falta de responsabilidad.
Muchos hispanos vienen a esta gran nación y echan a perder por el suelo toda la ventaja que se le da. De todas formas, ser hispano y residir en los E.E.U.U., es un gran logro, un logro inmenso, grande, grande, yo me siento grande en representar a mi país, la República Dominicana, en el Bronx, Nueva York en los Estados Unidos.
Deseas agregar algo más que hayas obviado?
R.- Si Felo, se me olvido decirte, yo vine aquí de vacaciones para el año 1983, en mi cumple años, eso fue en mayo, luego me gustó tanto, que volví. Regresamos con mi esposa de vacaciones, otra vez, en el año 84, y le dije a todos los familiares tanto de ella como los míos, que yo triunfaba en esta nación, que me gustaba Nueva York, y que venía muy pronto a Nueva York.
Cuando combine bien con Cesar, el hermano de ella, que es mi compadre también, doble por los dos niños, vine para acá y dije:
“Nada es difícil en la vida”
Soy jurado, yo me hice ciudadano americano en el 93, y voy a ser jurado cada tres años y no necesito intérprete tampoco, hablo inglés malo porque vine aquí de 32 años de edad para acá, nací en el 53 vine en el 85, tenía mi vida hecha, mis hijos no. Fernandito tenía 8 años, Alexandra vino de 6, y a los tres meses se estaban matando, peleando en inglés los dos ahí…(sonrisas) jeje, en la habitación…Así es la vida…jajajaja
(Se despide con alegría) …Muchas gracias, muy amable…lo aprecio mucho Felo González, usted es una persona muy educada y espero poder juntarme con usted y conocernos frente a frente okey,…Gracias un sincero abrazo…