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El Presidente de Bolivia Evo Morales, estuvo en la palestra la pasada semana por haber sido víctima de la negativa de volar el espacio aéreo de varios paises de Europa.
Por sospechas, que Morales llevaba en su avión presidencial un ciudadano estadounidense que es pedido en extradición por el gobierno norteamericano, los países Francia y España negaron la solicitud de aterrizaje al piloto del avión presidencial de Bolivia. En un hecho inaceptable, porque se trataba de la primera figura de un país cuya vida estaba en peligro, España, para echar más leña a la metida de pata que acaba de cometer, ha dicho que no le va a pedir disculpas al presidente Morales.
La razón que aleguen ambos países, que son los que hasta ahora se han hecho públicos en esa negativa de sobrevolar su espacio aéreo, es repudiable porque la vida del presidente estaba en peligro. Este impase diplomático puede cambiar el clima de paz que ha existido siempre entre España y Bolivia. Mientras en España hay una crisis económica que han hecho abandonar su nación a profesionales de diversas áreas, artistas y políticos se pone sobre el tapete esa descortesía, falta de respeto a la vida y para variar esa prepotencia del canciller español José Manuel García-Margallo, de decir públicamente que: “no tenemos que pedirle ninguna disculpa a Bolivia”.
El rumor que circulaba en el mundo, estaba fundamentado, en que Morales iba acompañado de Edward Snowden. El ciudadano norteamericano, lleva varias semanas en Moscú, huyendo de su país que lo acusa de divulgar información secreta del Estado norteamericano referente a la seguridad de la nación más poderosa del mundo.
Las aristas que conforman esta madeja de eventos, es grave, por la magnitud en que países europueos manejaron esa situación. De ninguna manera, se le niega el aterrizaje a un avión sea cual sea su procedencia. Los reglamentos internacionales y protocolos en cuanto al espacio aéreo es un asunto de vida. En el caso eventual en que Morales llevara a Snowden en su avión, no era motivo de verse vejado y poner su vida en peligro.
Cada vez que un piloto solicita aterrizaje, en cualquier país del mundo es una rutina que se conceda. Evo Morales hubiese sido la persona más odiada por muchos y admirada por otros si hubiese sacado de Moscú a Snowden. Aqui el caso se torna más delicado, porque Morales no llevaba al fugitivo en su avión y de no haber sido por Viena, que sí le permitió aterrizar al Presidente, la vida de Morales, en un eventual caso en que se les acabara el combustible, le iba a ser cargada a los españoles.
UNASUR, se reunió de emergencia y a parte que repudió la acción de España contra Morales se unieron en voluntades de dar asilo al fugitivo los siguientes presidentes: Correa, de Ecuador, Ortega de Nicaragua y Maduro de Venezuela. Y, están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias contra España y los países que negaron a Morales aterrizar en su territorio. “Lo que le ha ocurrido a Evo es un atropello contra Bolivia y América Latina. Nosotros no somos patio trasero de nadie” expresó el canciller de Bolivia a la prensa internacional.
Snowden, es el gran ganador en este impase, que anda con su computador, full de información confidencial sobre asuntos de seguridad de USA y la administración del Presidente Obama. Lo persiguen acusándolo de traicionar su patria y divulgar estrategias de seguridad nacional. Snowden huyó hacia Hong Kong con su “computador” que es el más codiciado por gobiernos que adversan los Estados Unidos y que por supuesto tendrían al fugitivo como un trofeo y se podrían burlar del gobierno estadounidense a sus anchas.
Lo que debe repudiarse es el maltrato a Evo, que es el primer indígena que logra convertirse presidente de una nación Latinoamericana y que dirige una nación donde tanto Estados Unidos como España tienen relaciones diplomáticas.
En cuanto a Snowden, asumo que varios directores de cine andan tras la compra de los derechos por llevar a la pantalla esa historia que lo puede llevar a convertirse en multimillonario, a costa de su famoso “computador” por la manera en que está burlando su persecución.