Trata de personas

Arelis Reynoso
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De norte a Sur, de Este a Oeste. Cubre todos los continentes y las personas menos pensadas están “lavando en oro” sus bolsillos, con ese horripilante negocio.

Como una epidemia que se pega y no se encuentra cura, el mundo vive en niveles alarmantes la “trata de personas”. Mujeres de todas las nacionalidades, niños que son vendidos al mejor postor, hasta por intercambio de drogas o comida y adolescentes que ven la flor de sus vidas tronchadas por los depredadores que tienen en ese negocio su fuente de ingresos y los de la red; causa alarma en las organizaciones de derechos humanos y la opinión pública.

Reportajes, artículos, libros editados y en camino a editar, es la mayor fuente de conocimiento de los que se han dedicado a dar la voz de alerta para que las autoridades tomen “cartas” en el asunto.

Las fronteras son el lugar elegido por los “empresarios” que venden sueños por ejemplo a las mujeres que están en tránsito en países donde están sin un norte a seguir. Es ese el escenario que por su dramatismo, espanta creo que hasta a los que trafican con personas para someterlas a: Esclavitud sexual, mulas, que llevan drogas de un lado a otro, niños y niñas que son una especie de “manzana prohibida” para los consumidores, que pagan miles de dólares para que les permitan tener caricias de inocentes que por el hambre y la desorientación complacen esas bajas pasiones.

Podría mencionar decenas de casos en los que según los tiempos se ha puesto de “moda” el mover personas para los fines mencionados.

¿Dónde están los defensores de los desvalidos afectados? ¿Es un asunto de negligencia? ¿A dónde van a parar las autoridades que una vez detenidos los pejes chiquitos son absueltos por el pago de fianzas? ¿Tienen los gobiernos personal que una vez atrapados los delincuentes, se les haga un juicio? Pero no un juicio complaciente, que se sienta la condena que amerita el delito. Esas interrogantes, tienen todas respuestas, lo triste de asimilar es que se quedan en saco roto y van a parar a un vertedero de morbo y complicidades que no tienen freno y por la historia de todos los tiempos no luce que van a parar.

Cada caso que se destapa en por ejemplo una frontera centroamericana, donde se descubren que mujeres están siendo movidas de un centro de prostitución a otro, la alerta llega al nivel de que se detienen a los que cuidan la puerta y las mujeres son interrogadas, para luego dejarlas en “libertad”. No es raro que cuando hay prensa en el ambiente y les preguntan, cuánto tiempo eran mantenidas en ese cautiverio, algunas niegan ser esclavas sexuales y se quejan porque les han arrebatado “empleo”. Inclusive dicen que no es cierto que sea prostitución, mantienen el argumento que son “bailarinas”, que los clientes ni las tocan y que es su modo de ganarse la vida.

Cuando se refiere a niños, es otro drama desgarrador, hay casos donde alegadamente, en la frontera de México con Estados Unidos, han encontrado infantes de meses de nacidos, que son el fuerte de esos negocios, que alegadamente lucen como una especie de “clubs para caballeros” y por la fachada nadie podría detectar que ahí hay depredadores sexuales que luego de ingerir bebidas alcohólicas, drogas y practicar todo tipo de vicios; son favorecidos con tener el privilegio que un infante que no es alimentado casi todo el día les succione el pene del desalmado y ahí están los servicios siendo cobrados por sumas inimaginables.

Estos casos son documentados, por periodistas valientes que han escrito libros y reportajes que salen a la luz.

Aquí viene el triste drama, que no pasa nada. En los ojos de todos hay un mantel de complicidades donde el “peje grande” instruye al pago de peajes, para que si son captados “in fraganti” en el delito, les paguen los dividendos a los inspectores que les borre el récord y “aquí no ha pasado nada”.

Urge que se unan los países para que busquen y desactiven esas redes, que ahora con el modernismo de redes sociales, hasta hay canales de videos que sin el más mínimo pudor pone al descubierto “mercados” que están a la mano de cualquier usuario, que demanda, consume y mantienen esos negocios.

Deporvida.net repudia estos actos delictivos que han llevado luto y una estela de dolor a millones de familias. Drama de la vida real donde las victimas han desaparecido sin dejar huellas. Casos como los de madres que han dedicado sus ahorros y todos los recursos para volverse “detectives” han encontrado que no hay autoridad que las respalde. En  algunos casos, las mismas compañeras de cautiverio, les aseguran que vieron la persona trabajar junto a ellas pero las han trasladado a otro lugar, en la mayoría de los casos; no hay rastros de sus paraderos y el desaliento se convierte en rutina.

Imploramos al Dios Todopoderoso, que nos libre de vivir un drama parecido, donde nuestras familias se vean afectadas por esa plaga, que es un infierno en la tierra. Y, que podamos, en un futuro cercano, ver acciones que eliminen esas practicas de trata de personas, con ejemplos vivos donde hayan castigos que por su dureza hagan desactivar esos negocios en el mundo.

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