LOS HECHOS

Un tratado teológico me resulta complicado, porque en ese mundo no me he preparado. Ví ésta exhortación: Cíñete y Átate las zandalias, envuélvete en tu manto y sïgueme. Hecha por un ángel, según la BIBLIA, y llamó a mi atención.

He querido asociarlo con situaciones diversas acontecidas alrededor del mundo moderno, entre lo que vale citar, la peor crisis que se registra en la historia económica en una generación la iniciada en el año 2007.

De manera irresponsable,gobiernos presentistas en el manejo de la cosa pública, se simplifican su manera de administrar. comprar nadidades que no se pueden pagar, firmar contratos a largo plazo comprometiendo a las generaciones venideras.

El sistema económico mundial, parece estar hecho para fomentar la codicia y alimentar la indiferencia entre la gente, es como decir: hurta, coge, roba…que nos las arreglamos despues, muy notorio en paises como la República Dominicana.

Ignoramos el riesgo de pedir prestado o a crédito, los excesos de nuestras ambiciones pone el patrimonio familiar en la cuerda floja, y como si fuera una epidemia termina afectando a regiones enteras.

Cada ser humano, es un consumidor, y necesita, ingerir, al menos, un pan y beber agua eso pasa cada dos horas alrededor del mundo, mientras, mediciones económicas revelan que 70% de ciudadanos de cualquier país, al dia de hoy,presentan atrasos en sus pagos y ese representa millones de dólares.

La clase media pierde sus empleos cada mes, a pesar de que naciones poderosas de economias fuertes como la de EE UU desde el 2009 está anunciando una positiva recuperación de sus fondos, y es mostrenca, porque se sustenta en la reducción de los gastos y las deudas.

Es que demasiado gente habla de los problemas financieros y hasta de sus causas pero nadie presenta una formulita para resolverlos.¡Qué barbarida!.

Si nos ceñimos las zandalias, nos las atamos, envolviendonos en nuestro manto y seguimos.. necesariamente, ahorraríamos, pagaríamos, administraramos mejor nuestras deudas públicas y nuestros gobiernos gastarían con sensatéz.

Tristemente es más divertido gastar que ahorrar, cosa ésta que nos retrotrae la parábola que nos cuenta: Tendrías que haber puesto el dinero en el banco, y a mi regreso, yo lo hubiera recuperado con interés.

Y por mandato bíblico, para los creyentes, me parece sabio, en parte,cada uno de ustedes vaya, ponga algo aparte en reserva, según vaya prosperando.

El problema sería aprender a prosperar, en la situación actual de las economías.

Sonia Matos
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