De nuevo Haití es devastado
Desde temprana edad inicia en los medios con participaciones en voz comercial de su natal Puerto Plata.
En prensa escrita destacó como reportera de investigación y columnista en rotativos decirculación nacional en República Dominicana.
Reportera y asistente de Editor en El Sol Latino, semanario de la ciudad de Filadelfia Pensilvania. Dado sus destacados logros y liderazgo dentro del medio periodistico en dicha ciudad, fue seleccionada por dos años consecutivos(2005 y 2006) como Personalidad del Año en Hispanic Choice Awards.
Su versatilidad y dinamismo como periodista especializada en deportes, se solidifica en Estados Unidos al crear su columna “ Rincón Latino”.
Ha sido comentarista invitada en la cadena en español de Los Filis, equipo profesional de beisbol de la ciudad del Amor fraterno.
Fue reconocida por la premiación Mundo Latino, como “Mejor reportera hispana” en el 2003. Realizó algunos programas especiales para la filial de Univision, en Filadelfia.
Es egresada del Instituto de Liderazgo Latino, en la primera promoción en el 2002.
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La naturaleza ha vuelto a jugar una mala pasada al país más pobre del hemisferio. Un huracán feroz que asaltó el Caribe llevándose a su paso viviendas, dejó muerte, dolor y miles de personas literalmente en «pañales».
Haiti, país pobre que no tiene ni estadísticas de cuántos habitantes hay en su suelo, la educación de los niños es en un alto porcentaje nula y las autoridades están desnudas para gobernar el país, sobre todo después del temblor de tierra que aconteció en el año 2010; regresa a la indigencia y hay una alerta mundial para que de nuevo las naciones poderosas vayan en su auxilio.
República Dominicana, vecinos de los haitianos ya que comparten la isla que la divide un río, bueno, ya ni eso porque el Masacre se ha secado es la primera en dar la mano a los afectados haitianos.
Con ausencia de un presidente constitucional, porque el que está en funciones llegó tras el término de Martelly, quien huyó del cargo tan pronto se le cumplió el mandato.
El huracán dejó daños, según reportes de prensa y no hubo alarma, hasta dos días después que empezaron a llegar cifras espeluznantes acerca de los muertos, heridos y los viejos indigentes que vivían en casuchas.
Cifras que se elevan aún se iba descubriendo los efectos reales de punta a punta. De nueve muertos reportados la cifra aumentaba esa cantidad más de cien veces en minutos.
El auxilio que se ha dado al pueblo haitiano, departe del estado dominicano que envió ayuda humanitaria con alimentos y medicinas es un gesto noble de sus vecinos inmediatos. Sin embargo, es la variable que siempre han tenido los haitianos de los dominicanos.
No cuentan las heridas dejadas por el yugo haitiano sobre el pueblo dominicano por varias décadas, las injustas medidas de coerción para que dictadores, populistas y hasta un bailarín que se trepó como presidente se quejen de la poca «solidaridad » de sus vecinos, si hay un país que siempre ha dicho presente en cada tragedia, esa patria es República Dominicana.
Dicho esto, tengo que reconocer que con todo el apoyo y la mano amiga hacia ellos no es suficiente. Haití, necesita que Estados Unidos, Francia y otras potencias del mundo se ocupen de asegurarse que esa nación tenga esta vez una administración del dinero donado para los damnificados. Urge que sea una realidad y no quede en saco roto.
El huracán Mathew solo ratificó que los millones de euros y dólares que recibieron los haitianos para la reconstrucción de Haití en el terremoto, llegó, pero a otros bolsillos.
Una cruel y grotesca administración de gente de alegado honor iba a ser responsable de reconstruir escuelas, hospitales y hasta la casa presidencial han pasado a una negra historia porque no hay nada hecho.
República Dominicana, les donó una universidad, que es la más relevante donación que ocurrió de ese temblor que arrasó con la estructura del país completo. Se destaca la construcción de un complejo habitacional, alegadamente para damnificados que según reportes de prensa se vendieron a los que hoy ocupan las casas y que fueron construidas por varias naciones que mandaron hasta ingenieros para facilitar y agilizar esa reconstrucción.
El ciclón Mathew tuvo una letal furia contra los haitianos y no hubo quien a través de redes sociales insinuara que ese fenómeno natural estaba ensañado con Haití por la práctica constante del Vudú y otros ritos que son para muchos una religión cuya devoción es casi colectiva.
Esos comentarios no benefician ni suman a la tragedia haitiana, lo que procede es que se tomen las medidas para enfrentar las enfermedades que preceden estas tragedias. Los niños y ancianos son los más vulnerables a sufrir de los remanentes de un huracán, por lo tanto los centros de acopio deben ser manejados por gente entrenada para que las reparticiones lleguen de manera igualitaria.
El ciclón también se llevó la oportunidad de definir el destino de Haiti, ya que las elecciones tuvo que dejarse sin efecto por la ausencia de infraestructura para poder montar el ejercicio democrático, justo ese fin de semana del paso de Mathew estaban pautadas.
Organismos internacionales han establecido que se aprestan a visitar Haití, más que una visita para hacer un recuento de daños, toca que se cree un comité externo que les garantice esta vez que habrá un orden para que haya una reconstrucción en el casi fantasmagórico país.
Los haitianos residentes en el exterior, deben unirse y colaborar a que haya una real acción de que sus nacionales tengan la oportunidad de vivir en su país con la posibilidad de trabajar para sacarlo adelante.
No es fácil pasar una tragedia de esa magnitud, pero los esfuerzos por levantar su patria debe ser la prioridad de cada haitiano que sienta por su país y asuma la valentía de dar todo por la causa de un nuevo horizonte. Huir dejando sus familias y sus vidas en su tierra para buscar comodidades pasajeras no es justo en este tiempo.
DeporVida.net hace votos porque Haití se levante, ya que la solidaridad de las potencias no se vio con las tradicionales frases de » Todos somos Haití» «Levantemos Haití». Deja un mensaje que los responsables de expresar sus lamentos y ejecutar acciones para reconstruir su patria les despierte el sentimiento patriótico a cada haitiano que estaría mejor en su patria porque nada mejor que vivir en tu país.