Como tantas otras veces, he llegado tarde, me atrevo a decírtelo porque estuve solo en el después preciso.
Si, te juro que no tuve ese día, fue como si te olvidara, pero no, Yao significa, suyo, y como si yo fuera usted, me lo creí y no estuve ahí.
Ahora lucho con las penas que no quieren soltarme, por ellas, como si las lágrimas no cumplen su función de alivio, son las 2 puntuales horas y derraman a su merced.
Voy para la casa que te albergó a hablar con la familia que te crío y sin saber qué decir, callo mi voz y solo imagino ¿ Cómo te estarán
recibiendo Saltarín, mi primer amor perro, Lin, Saoco, Panda y otros canes, dicha de la fortuna insustituible de mi amor.
Adiosito mi Yaito, nos debemos un par de cariñitos, de esos que por mediar distancia, nuestros cuerpos ahorran, pero las almas mismas con el sabio espíritu infinito sustituyen por necesidad y obligación irremediables.
Yo te siento aquí en cada cosa que contenga ternura, en cada silencio que contenga verdad, en cada mirada sincera, inocente y suyo como tu nombre.
Me resigno, sé que partir se hace de modos distintos y lo hiciste pero no quise, no supe, no pude. Como tantas otras veces, llegue’ tarde. ¡ Ha, y olfatea con maestría, recuerda:
Que papi, no está lejos! Búscale cerca de los asientos dispuestos para los tesoros de mi corazón. Sé que lo verás como se encuentra a Dios, en espíritu y verdad, en la verdad de todo.
Siempre,siempre siempre eternamente siempre Yao.
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