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Primero los escándalos en disciplinas deportivas de atletas que practican atletismo, ciclismo y otros deportes, dejaron sentir una especie de temblor que sacudió decenas de los que cayeron en pruebas antidoping. Selecciones deportivas completas fueron como la espuma creciendo y arrasaron con medallas, a tal punto que se volvieron elites en olimpiadas y otros escenarios del deporte mundial.
Cuando hubo protestas por la alta adrenalina que descollaban en los entrenamientos y posterior competencias, esos “célebres atletas” llegó la etapa de poner fin a ese vil fraude. Simple, sin tapujos porque a todo le llega su hora, fueron cayendo en los baños con muestras de orina en mano esos seres humanos que para llenar las exigencias de entrenadores, quienes a su vez eran instruidos para formar deportistas de primera competición y un alto nivel, al costo que fuese; potenciaron una cultura que hasta hace décadas era vista como normal.
En pleno siglo XXI contrasta ver cómo se sigue practicando ese horrible hábito de inyectarse, tomar cócteles de pastillas, entre otros métodos que por demás, son descubiertos a la larga.
Rusia al Frente
Laboratorios dedicados exclusivamente a mezclar esas fórmulas que eran dadas en dosis a los deportistas, coparon la atención de países como el régimen comunista cubano, que veía en la Perestroika un paraíso.
Atletas cubanos gozaron una época de grandes privilegios, por la cantidad de medallas que llevaron al país, blindados por supuesto de sus extra súper poderosos secretos.
Casos recientes como los despojados de medallas en olimpiadas y en su mayoría rusos, me recuerdan lo monstruoso de esas acciones que empañan el deporte de alta competición.
Las alegaciones de negar lo evidente no se hicieron esperar y rodaron cabezas de federados y presidentes de misiones deportivas para disimular el mal endémico que azotaba esas amplias y exitosas delegaciones rusas. Donde quiera que paseaban los atletas ya sea en las villas, centro de entretenimientos era común ver un séquito de chaperones que los perseguían como sus sombras.
Inclusive, entrenadores rusos, fueron contratados en selecciones del Caribe, para lograr resultados positivos en una generación de hombres y mujeres deportistas.
Con vergüenza recuerdo un caso de una atleta de salto en República Dominicana, cuya entrenadora llegó con una hoja de vida impecable. Su mayor mérito era que “fabricar” campeones, era su especialidad.
El resultado de esa señora, blanca como la leche y de un cuerpo bestial en la nación caribeña, fue la suspensión de la saltadora Juana Arrendel, quien con condiciones innatas de unas prodigiosas piernas y un cuerpo impecable, fue inyectada con una sustancia que se utiliza para estimular caballos para rendir el triple de su capacidad en carreras en hipódromos.
Esa es la historia testimonial corta que he resumido para explicar cómo atletas con el espíritu competitivo, son expuestos al uso de sustancias prohibidas y muy perjudiciales para su salud.
Béisbol : “hasta los tuétanos”
A finales de la década de los ochenta y principios de los noventa, hubo una sequía en los parques de béisbol en Estados Unidos.
La afluencia de visitas a los estadios mermó considerablemente y los dueños de equipo empezaron a buscar fórmulas para lograr una reacción positiva que se reflejara en taquillas y por ende los bolsillos del negocio se vieran beneficiados.
Oh sorpresa! Cuerpos frágiles y tallas pequeñas empezaron a inflarse, una verdadera revolución causó los cuadrangulares en cada parque de béisbol. A tal punto que se construyeron nuevos estadios con los más altos estándares de modernidad.
Era común escuchar en los camerinos, unas inyecciones milagrosas que revivían esos cuerpos cansados sobre todo luego de jugar 80 partidos de los 162 que se juegan en Grandes Ligas.
No se conoce a ciencia cierta quien entraba a captar clientes a los entornos de los parques de béisbol, el caso es que el negocio subió como espuma y una vez se empezaron a romper los récords que por décadas dormían en lideratos de jonrones e impulsadas en una temporada, explotó la olla de presión.
Casos sonoros de figuras que llegaban al estadio con unos ánimos torcidos era el panorama que se observaba, claro en una era sin redes sociales.
Y, es que consumir sustancias para estimular el cuerpo y adquirir fuerza para ser líderes aunque se les caiga a pedazos sus conciencias se ha vuelto un hábito.
Suspensiones y amonestaciones han ido en aumento, salpicando hasta los menos sospechados de estar en las listas de consumidores de esteroides.
Incluso, la manera en que se maneja esa mafiosa red de proveedores no parece ser desmontada tan fácil.
Las denuncias hacia esos laboratorios no se dará porque quien hace la ley también hace la trampa y las recetas de diuréticos van acompañada de las mercancías. Por aquello que hay que “despistar” cualquier sospecha.
Duele, ver embarrados figuras que nunca hubiesen necesitado contaminar sus carreras con el uso de esas sustancias.
La estelaridad se gana en buena lid. Trabajar sus cuerpos con masajes, preparación física especializada, planes de nutrición, entre otros recursos; es la vía de mantener un cuerpo activo y rindiendo al máximo.
Doble Moral
La manera con que ahora se bregan estas logísticas en el béisbol va de menos a más. Ya no se limita el hecho de consumo en los ya establecidos en la Gran carpa, ahora los prospectos también son alimentados con los secretos de rendir más y aumentar esos músculos aunque sean adolescentes de entre 15 y 17 años.
Justo en las loterías recientes donde varios jóvenes lograron bonificaciones sustanciosas, hay casos lamentables. Organizaciones decidieron retirar las firmas por casos positivos de menores de edad con sustancias “benévolas”, por lo menos así les venden a los usuarios esos letales cócteles.
Las Grandes ligas han enviado un comunicado, anunciando con bombos y platillos que sancionarán busca talentos, entrenadores y no me sorprende que hasta los empleados de menor jerarquía en las fincas donde se desarrollan talentos.
El mal no está en la enfermedad, las medicinas legales aminoran las dolencias, porque si sanan un enfermo se acaba el negocio de los laboratorios.
Las medicinas son drogas, controladas pero Drogas
No es verdad que un negocio como las farmacias van a quebrar, al contrario ya los farmacéuticos han hecho una cadena de negocios que venden toda clase de medicina y en ocasiones hay países que no requieren recetas para adquirir medicamentos.
Si en verdad hay voluntad de terminar con ese negocio asqueroso, hay que tomar medidas para educar a padres y tutores para que no dejen exponer a sus hijos a esos peligros.
Educar con base a esos futuros grandes ligas a que se alimenten bien, duerman sus horas reglamentarias, estudien y aprender a comer adecuadamente. En vez de tener una fábrica de gente que hagan ricos a un grupo, que regrese el deporte sano. El actual comisionado de las Grandes Ligas, tiene que actuar porque de lo contrario habrá guiñapos y ex peloteros que pasarán de millonarios a mendigos. Sin buena salud no se puede disfrutar la vida y tener millones en el banco, se terminarán cuando ya no se produzca y se empiece a gastar sin hacer depósitos en sus cuentas.
Sobre todo que las secuelas que dejan en el cuerpo esas sustancias que consumen los usuarios de esteroides, van degenerando la salud restándole vida a sus años.
Hasta la próxima entrega, dilectos lectores!