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Corren los años y sigue uno de los países más pobres del hemisferio perdiendo la batalla de ser un país. Al paso que va el actual presidente haitiano, un ex artista, travesti y empresario no hay un sendero de esperanza para el país que comparte Isla con República Dominicana.
A más de tres años del terremoto que devasto el país caribeño, sigue sin definirse las políticas de grandes potencias que «prometieron» aportar para rehacer la infraestructura de Haití.
Los planes de acción que precedieron la tragedia que dejo, mutilados, desaparecidos y mucha gente ( no sólo animales) sin un techo, separando familias y dejando cientos de niños sin hogar y abandonados a su suerte, es la única realidad que vive el pueblo haitiano.
Cruzar la frontera para probar suerte en República a dominicana, es la única realidad que mantiene con esperanza a los trabajadores y gente de bien que desea un porvenir de luz para su futuro.
¿Dónde están los millones de dólares que se recaudaron en los más de cien tele maratones y radio maratones que se hicieron en diversos lugares del mundo? ¿Quien responde a la alegada reconstrucción de escuelas, viviendas, hospitales, asilos de ancianos, centros policiales? En fin, todo lo que un país necesita para levantarse de una tragedia que sigue sin cuantificar los daños?
¿Sabe el presidente haitiano, si hay un censo que le muestre la realidad social, económica y política de su país? ¿Qué buscaban la pasada semana en suelo haitiano, unos presidentes primeros ministros, cancilleres y representantes de países que se comprometieron a ayudar a habilitar el país? ¿De dónde salieron los gastos de esa reunión que se hizo en unas horas y luego de las tradicionales comilonas, firmas de convenios y demás protocolos cada quien volvió a su destino?
Urge una respuesta, no es posible que potencias como Estados Unidos, Japón, Francia, Canadá, Brasil y España hayan empeñado su palabra para comprometerse a hacer obras tendentes a reconstruir el desastre dejado por el terremoto y a tres años de la tragedia no haya nada visible que se pueda resaltar por parte de los aportes de países que he mencionado.
El ex presidente dominicano Leonel Fernández antes de finalizado su mandato, entrego una universidad, la que posteriormente fue dotada de una biblioteca. Esa obra es la única que se puede contabilizar. ¿Pero, que pasa con el resto, por ejemplo el palacio presidencial, ya hay avances de la reconstrucción? No hay prensa que reseñe nada relevante de Haití. Salvo unos escándalos de adopciones de niños irregulares, que trascendieron porque hubo hasta evangélicos involucrados, haitianos que salieron hacia Brasil, Uruguay, México, Argentina y por supuesto los miles que llegan semanalmente a dominicana huyendo de sus miserias y tratando de hacer una vida, lejos del horror que se vive en su país.
Urge que haya un pronunciamiento de la ONU, OEA, FAO, UNESCO, en fin las organizaciones mundiales que están llamadas a hacerse presente a la hora de ir en auxilio de tragedias y casos de desastres que golpean a países con necesidades y sin un nort