¡Grande Pedro, Grande David!

Mi respeto y gran admiración para dos grandes entre los grandes: Pedro Martínez y David Ortiz.

Escuchar hablar a nuestro Pedro al referirse a otro gigante como David Ortiz nos hace sentir muy orgullosos de compartir la nacionalidad con estos dos extraordinarios ejemplos de superación.

Cada lágrima de Pedro al hablar de David pone de manifiesto el amor de un padre a un hijo, el de un amigo incondicional que sufre y padece lo que le ocurre al otro.

En medio de tanta inversión de valores y en una sociedad que nos niega prácticamente todo, Pedro y David son dos símbolos, dos emblemas, dos dignos ejemplos a seguir en toda la extensión de la palabra.

Pedro y David representan a cada joven dominicano con esperanzas, metas, anhelos y sueños por realizar en la vida, a pesar de las adversidades que se le presentan en un pueblo que, como este, muchas veces mata sus propios soldados.

Pedro y David representan lo más noble del dominicano alegre, humilde, juguetón, sencillo, de pueblo…

He sido testigo de excepción de la manera llana, amigable, alegre con que estos dos colosos comparten con los demás, sin distinción de clase. Ellos disfrutan sentirse queridos por su pueblo, por su gente…que le den un abrazo, un cariño, en fin, ellos son pueblo, ellos son el barrio, ellos son la más sublime representación del dominicano noble, bueno, trabajador, alegre, que disfruta compartir de manera sana…

Pedro y David merecen que cada uno de nosotros lo cuidemos, lo preservemos. Ellos son dos reservas nacionales que elevan la dominicanidad a su más alta expresión.

Pedro y David constituyen un referente puro de superación sin hacerle daño a nadie. Dos dignos dominicanos cuyo legado trasciende de generación en generación.

No me alcanzan las palabras para expresar la grandeza de estos dos ilustres dominicanos y la gran admiración que siento por ellos.

Ojalá que cada uno de ustedes, mis estimados amigos, valoren cada día más a emblemas como Pedro y David.

Tratemos de velar por que cada uno de ellos sea honrado de la manera que lo merecen.

¡Que viva Pedro, que viva David, que viva la República Dominicana!