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Hace algunos años sufrí un accidente a nivel del tobillo izquierdo. Las perspectivas para el momento, eran o colocarme un yeso y esperar a recuperarme en 6 u 8 meses más o menos, sin poder moverme en una cama, o aplicarme un tratamiento que si bien era conocido por algunos, no lo era por todos. La ozonoterapia.
Opte por el último. Resultó ser que al aplicar dicho tratamiento no necesité colocar un yeso y mucho menos mantenerme tirado en la cama por un período largo, solo debí acudir durante dos semanas a una serie de sesiones donde me colocaron alrededor de 15 inyecciones con ozono, en diferentes partes de la lesión y sus alrededores. Al poco menos de los 3 meses ya estaba nuevamente en circulación y listo, por supuesto, con el debido cuidado para reiniciar mi vida laboral y cotidiana.
La explicación que me dio el médico en ese instante, fue que el ozono cura porque mejora el metabolismo en forma integral. Por un lado, la circulación sanguínea mejora en los tejidos afectados. Por otro lado, aumenta el transporte de oxígeno y, por lo tanto, el suministro de energía a las áreas inflamadas, es mejorado. Y también el sistema inmunológico es influenciado o estimulado de forma positiva. Todo esto acelera la velocidad de recuperación del paciente.
El oxígeno-ozono al entrar en la sangre reacciona con los ácidos grasos insaturados convirtiéndolos en ozónidos y luego en peróxidos. El hierro de la sangre actúa como catalítico. Esta reacción hace que la hemoglobina libere oxígeno adicional en el torrente sanguíneo, se puede comprobar por el leve aumento de la presión arterial y el descenso de la presión venosa. Por otro lado, el aumento de los peróxidos favorece la oxidación celular y fortalece el sistema inmunológico.
Pero veamos un poco, cuál es la historia de este tratamiento.
La Ozonoterapia tiene su origen en Alemania. Allí Werner von Siemens, en 1857, construyó un tubo de inducción basado en ozono para la destrucción de microorganismos. Posteriormente, en la segunda década del siglo XX, el químico alemán Justus Baron von Liebig inició los estudios para la aplicación del ozono para uso humano.
Luego, los científicos rusos aceleraron las investigaciones de esta nueva medicina y transfirieron los conocimientos a los países aliados. Mientras que la II Guerra Mundial permitió la expansión de estos estudios al resto del mundo.
¿Cómo se aplica el ozono?
La mezcla gaseosa de oxígeno-ozono se puede aplicar de múltiples maneras. En forma local mediante una campana de vidrio o una bolsa plástica acorde a las distintas partes del cuerpo (pierna, brazo, etc.). Además se le inyecta por vía intra-arterial, subcutánea, e intramuscular.
Otro método para suministrar es a través de autohemotransfusión que consiste en la extracción de sangre a la cual se le agrega el oxígeno-ozono, se mezcla con la sangre y sin sacar la aguja, se la vuelve a inyectar en la corriente sanguínea.
En el campo de la estética, son muchos los productos que ofrece la ozonoterapia. Como el ozono actúa en la piel como un poderoso activador celular, existen cremas, geles y emulsiones para el tratamiento del cutis o la piel en general. Combatiendo en gran medida la celulitis o como pantalla para las radiaciones solares.
Bondades del ozono
Este conjunto de beneficios hace que las aplicaciones terapéuticas también sean muchas y para distintas enfermedades:
- carcinomas
- esclerosis cerebral
- parkinson
- cistitis
- trastornos circulatorios
- cirrosis hepáticas
- hepatitis
- y enfermedades vesiculares
También se tratan enfermedades reumáticas en general:
- poliartrosis
- hernias discales
- artrosis
- tromboflebitis
- y varices
- gangrena y
- úlceras diabéticas
- colitis ulcerosa
- colon irritable
- eczema anal
- fisuras y fístulas anales
- hemorroides
- e infecciones genitales
El ozono también se utiliza para curar la piel. Y el abanico de patologías es muy amplio:
- cicatrices
- heridas resistentes a la cicatrización
- dermatológicas en general (abscesos, fístulas, forúnculos, acné, etc.)
- quemaduras
- hongos en general
- y herpes simple y zoster
El ozono también es utilizado como un potente inmunoestimulantes, desactivador del dolor y antiinflamatorio.
Esta técnica es considerada una medicina natural. Sobre la base de todos los conocimientos que requiere la aplicación del gas, instrumenta los tratamientos con ozono independientemente de la utilización de fármacos específicos o de los posibles desatinos de ellos. Desde este punto de vista, la ozonoterapia no tiene consecuencias colaterales con otros tratamientos. No compite, sino es aleatoria a cualquier otra aplicación médica.
El ozono es un gas inestable que se descompone fácilmente a una velocidad que depende de la temperatura. Por eso, no deja residuos tóxicos ya que dentro del organismo se transforma en oxígeno. Pero, a pesar de todas sus ventajas, la Ozonoterapia está contraindicada en casos de intoxicación alcohólica aguda, infarto cardiaco, alergias al ozono y embarazo. Estas contraindicaciones son debido al pequeño aumento de la presión arterial.