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Cuando practicamos un deporte se produce una reacción química que desencadena la liberación de adrenalina. Una especie de chispa que nos eleva la presiòn sanquínea, nos dilata las pupilas, nos aumenta el ritmo respiratorio y cardiaco y causa una sensaciòn de euforia que nos anima a seguir adelante en la acción que realizamos.
El término adrenalina se deriva de las raíces latinas ad- y renes que significan «junto al riñón», en referencia a la ubicación anatómica de la glándula suprarrenal en el riñón. Las raíces griegas epi y nephros tienen un significado similar, «encima del riñón», y dan origen a epinefrina como también se le conoce.
La adrenalina hace que entre mas aire a los pulmones y hace que la persona este mas activa y atenta a todo lo de su alrededor. Su efectividad se extiende entre uno y tres minutos y tiene la capacidad de aumentar el metabolismo normal del cuerpo hasta en un 100 por ciento.
Naturalmente esta sensación es imposible de parar o dejarla de sentir cuando no se quiere sentir ya que seria como querer pararse el corazón uno mismo.
De allí que cuando hay peligro, nuestro cerebro ordena liberar adrenalina, por lo que de inmediato palidecemos, nuestro radio de visiòn aumenta, se acelera nuestra respiraciòn para obtener más oxígeno, y mayor resistencia muscular. por lo cual de ser necesario correr muy rápido podemos aguantar mucho más.
Cuando se está nervioso el estómago expulsa grandes cantidades de sangre hacia los músculos. Como efecto esto causa la pérdida de apetito y el cosquilleo. También se le conoce como la enfermedad del amor.
Una reacción biológica
En estos casos, la hormona adrenocorticotropa (ACTH) y el sistema nervioso simpático estimulan la síntesis de los precursores de adrenalina al incrementar la actividad de la tirosina hidroxilasa y dopamina beta-hidroxilasa, dos enzimas claves involucradas en la síntesis de catecolaminas hormonas producidas por las glándulas suprarrenales, dos pequeñas glándulas situadas encima de los riñones. Los principales tipos de catecolaminas son la dopamina, la norepinefrina y la epinefrina o adrenalina.
Estudios han demostrado que la adrenalina y las catecolaminas totales aumentan al final del ejercicio, principalmente cuando comienza el metabolismo anaeróbico. Y es que durante el ejercicio, la concentración de adrenalina en sangre aumenta, ante incremento de la secreción de la médula suprarrenal y la disminución del metabolismo de la adrenalina, debido a la reducción del flujo sanguíneo al hígado.
La adrenalina es sintetizada en la médula de la glándula suprarrenal en una ruta enzimática que convierte el aminoácido tirosina en una serie de intermediarios y, finalmente, en adrenalina. La tirosina es primero oxidada para obtener levodopa, que posteriormente se descarboxila para dar dopamina. La oxidación de esta molécula proporciona norepinefrina que luego es metilada para dar epinefrina.