El Monstruo Castro

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Editora en Deporvida
Arelis Reynoso, dominicana. Periodista.
Desde temprana edad inicia en los medios con participaciones en voz comercial de su natal Puerto Plata.

En prensa escrita destacó como reportera de investigación y columnista en rotativos decirculación nacional en República Dominicana.
Reportera y asistente de Editor en El Sol Latino, semanario de la ciudad de Filadelfia Pensilvania. Dado sus destacados logros y liderazgo dentro del medio periodistico en dicha ciudad, fue seleccionada por dos años consecutivos(2005 y 2006) como Personalidad del Año en Hispanic Choice Awards.
Su versatilidad y dinamismo como periodista especializada en deportes, se solidifica en Estados Unidos al crear su columna “ Rincón Latino”.

Ha sido comentarista invitada en la cadena en español de Los Filis, equipo profesional de beisbol de la ciudad del Amor fraterno.

Fue reconocida por la premiación Mundo Latino, como “Mejor reportera hispana” en el 2003. Realizó algunos programas especiales para la filial de Univision, en Filadelfia.

Es egresada del Instituto de Liderazgo Latino, en la primera promoción en el 2002.
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Con la sentencia de Ariel Castro, el violador y raptor de tres menores en la ciudad de Cleveland, Ohio, se cierra el capítulo de terror que vivieron sus cautivas. Más de 900 cargos criminales, tendrá que llevar sobre sus hombros y las alegadas “condiciones” que lo hacen un enfermo como él quiso aparentar, no le van a librar de la condena en vida que debe pulgar.

Los años de maltratos, abusos sexuales y psicológicos, a parte del sufrimiento de tres familias devastadas por la ausencia de sus hijas, no se puede revertir. Sin embargo la sentencia a cadena perpetúa, puede hacerle cobrar las sandeses acciones que cometió, el hombre de orígen puertorriqueño.

Al sabandija de Castro no le quedó más remedio que pedir perdón a las mujeres que se perdieron 10 navidades, dia de las madres, dia del padre, dia de san valentín, sus graduaciones de bachillerato, el ingreso a la universidad, una de ellas el entierro de su madre y otra de ellas el convertirse en madre en las más precarias condiciones, que le pusieron su vida y la de la criatura que alumbró producto de la violación de Castro en peligro. De igual manera, no habrá forma de reparar el daño de los abortos que obligó a golpes a practicarse a las muchachas.

El verdugo mostruo, no tendrá vida para compensar a sus víctimas la alegría de gozar sus travesuras de adolescentes, enamorarse de quien desearan, asistir a ver las películas de su preferencia y escuchar la música que más les gustaba.

El rata de Castro, tiene “derechos humanos” que le conceden el privilegio de pulgar condena en una cárcel donde no estará acompañado de delincuentes que como él violaron los derechos de las personas que se ajusticiaron en vida.

La justicia es ciega, pero en este caso los ojos debieron abrirse a la justicia, como en la ley del Talión: “Ojo por ojo y diente por diente”. No basta con esa condena de por vida privado de su libertad, casi me atrevo a afirmar que jamás podrá dormir, ni hacer sus necesidades fisiológicas de manera normal. Tiene que sentir las ráfagas de su maldad con un estreñimiento crónico, insomnio agudo y debe vivir hasta el último suspiro de su vida obligado a hacer trabajos forzosos y comer sin sal. No se le puede permitir descanso, a un ser de maldad, que ocultaba su verdadera cara con tres niñas raptadas, sabiendo como padre que es, que para unos padres que pierden a sus hijos, es morir en vida.

Hasta su hijo mayor se pronunció en una entrevista repudiando a su progenitor y definió a su padre, el perverso Castro, como un hombre despreciable.

Esa escoria de la vida nombrado Ariel Castro, es un adefesio humano, que desafortunadamente nació de una mujer, que hoy sufre la suerte que ha corrido su hijo. No hay manera que esa señora vuelva a sonreir, con franqueza. Sus hermanos, cuñadas, sobrinas, nietos, hijos y hasta los enemigos y amigos, sienten la verguenza de ver tanta alevosía, maldad y frialdad en un hombre, que era inclusive inspirador de solidaridad, en causas que iban desde ofrecerse de “voluntario” para buscar a las nenas desaparecidas, sabiendo que él fue su captor y que las tenía a menos de 5 metros de sus casas. Hasta inclusive, ofrecer su talento musical para conciertos para recaudar fondos que iban destinados a hogares de mujeres que sufrían violencia doméstica.

Lo único que salvará a ese malévolo hombre, es que la misericordia y el amor de Dios lo puede sanar y hacerlo gozar del perdón a sus pecados. Para ello, el arrepentimiento debe ser de corazón y su vida a pesar de sus pecados, los epítetos con que lo he calificado en esta opinión, podría ver la gloria de Dios al momento de su desaparición física de la tierra.

Que los Ariel Castro que están sueltos en la calle sean impedidos de hacer maldad y que la sanación les llegue a sus almas. No más monstruos, ni violadores, castren a todos los que cometen ese cobarde hecho que marca las vidas de los abusados!