Violencia y asesinatos

La vida sigue devaluando su esencia con los constantes asesinatos que se comenten cada segundo en cualquier parte del mundo.

Miles de mujeres,hombres e infantes están siendo victimas de constantes abusos alrededor del planeta que luego de que los utilicen para los fines que sus verdugos requieran son decapitados, violados o simplemente los desaparecen como que mataron un mosquito.

Horripilantes asesinatos se han escenificado en México, país que se ha convertido en un paraíso de los delincuentes del crimen organizado.

Ya no solo se trata de las misteriosas muertes de indefensas mujeres en Ciudad Juárez, ahora hay decapitaciones, secuestro, quema y desaparición de cadáveres, tráfico de drogas utilizando personas migrantes que van de paso por territorio mexicano y que son interceptados para que al cruce de su destino final sean blindados con drogas. En palabras llanas, la vida pende de un hilo tan fino que se rompe sin que haya autoridad que responda con seriedad esas muertes y hechos delictivos.

Amnistía Internacional y comisiones de derechos humanos han develado la gravedad del origen de esas muertes donde los familiares se hacen todas las preguntas del mundo para que les hagan justicia a sus deudos y ante la respuesta indiferente e irresponsable de autoridades correspondientes es la prensa que responde haciendo todo tipo de esfuerzos por ejercer el poder que busca un despertar de sociedades que se preocupan por todo menos por respetar la vida humana.

Que desaparezca una persona y que se declare muerta luego de que venza el tiempo de su búsqueda es entendible, casos aislados se dan con frecuencia en todas partes del mundo. Pero, que desaparezcan 43 personas y para variar estudiantes, cuyo afán de lograr conquistas para su desarrollo integral y mejores condiciones académicas, pierdan salvajemente la vida es insólito.

Esos asesinatos de los normalistas en México es como el primer día un caso penoso e indignante. Lo más impresionante es que con todo y que el alcalde de Iguala, ciudad donde acontecieron los hechos en suelo azteca, alegadamente tuvo una cuota de responsabilidad y la esposa del ex funcionario público fueran puestos en arraigo para investigarlos,a la fecha no hay novedad en curso. Ni un juicio anunciado, mucho menos una posición creíble para darle a los familiares una respuesta coherente de la suerte que corrieron sus parientes.

Dos mujeres de Argentina, fueron asesinadas en Ecuador mientras vacacionaban y las versiones para esclarecer el lamentable hecho no lográn convencer ni al más ingénuo de los mortales, ha desatado una controversia a niveles internacionales.

Mientras la opinión de la gente se divide para argumentar posibles hipótesis, las mujeres ya están muertas y toca a la justicia hacer su labor.

Mientras,las familias que están pasando la pérdida de un ser querido, en condiciones violentas esperan respuestas, nos toca hacer un alto y pensar que hay que utilizar todos los recursos modernos de comunicación y las plataformas de redes sociales que impulsen una revolución mediática que obligue a las autoridades llamadas a resolver los crímenes en la justicia.

Basta de impunidad, corrupción y tanta pasividad para no enfrentar asesinatos y desapariciones que obviamente sí tienen un orígen y le toca a la justicia resolver.