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Dilapidaciones, vejaciones, muerte a latigazos y pedradas sumado el hostil maltrato cada segundo es el destino de miles de mujeres en Siria y países donde extremistas Islamicos se han propuesto exterminar a las mujeres.
La cobardia de esos hombres blindados por el odio ha hecho que la mujer residente en esa parte del planeta no tenga motivos de celebrar el privilegio de dar vidas y sea la cabeza de sus hogares y comunidades.
Ante la mirada incierta de sus futuros, nadie se detiene a revisar esos códigos que tradicionalmente componen un estilo de vida que conlleva la idiosincrasia de esas civilizaciones. Parece que la llegada de un nuevo siglo agudiza la condición de género para perjuicio de las mujeres. Eso de celebrar el Día internacional de la mujer, es una especie de burla por los verdugos y «perfectos» hombres.
Lo irónico es que sin una mujer esos malvados nunca hubiesen visto la luz y el poder que cobardemente usan a sus conveniencias,sin una mujer tampoco fuera una realidad.
Tener como esclavas sexuales a niñas y mujeres que han secuestrado para tener quien les haga comida, lave sus cochinas vestimentas y sean usadas para sus necesidades sexuales, es el pan de cada día de los abusadores y enanos mentales de miles de hombres que se han desplazado de diversos países occidentales y se han instalado en Siria, donde han logrado establecer un «paraíso del terror».
Desde mucho antes del año 2011 cuando se desataron los primeros ataques en Siria, justo en el año que salió este blog, recuerdo con profunda nostalgia cuando nuestro primer artículo publicado fue la guerra en Siria. Ha llovido mucho, se ha destruido un país y son millones los seres humanos desplazados;que han decidido sobrevivir emigrando a naciones desconocidas y con costumbres radicales que nunca podrán ser vistas normales por los apátridas diseminados en países de Europa.
De todo ese drama, la mujer es la más perjudicada. Ser hembra en una civilización machista, que margina a las mujeres, las tratan como objetos y encima les prohíben educarse, es un drama que tiene que ver luz en un futuro cercano.
Una niña que es violada desde su infancia, nunca podrá tener una vida saludable. Sus mentes no conocen la formidable alegría que produce reír y ser felices. Jugar con muñecas, es un lujo destinado a una minoría porque en esa parte del mundo no se puede educar a las niñas con la ingenuidad que amerita sus primeros años.
Sin embrago, no todo está perdido, la destrucción de Siria al menos ha abierto un mundo nuevo en las mujeres migrantes. Aunque nadie desea salir de sus países, en este caso era un asunto de vida huir y darle a sus proles la oportunidad de crecer en paz y liberarlos de ese yugo que mantiene aún ese país contra sus nativos.
Fotografías que no necesitan palabras para evaluar el contraste de alegría y tristezas entrecruzadas que se leen en rostros de las damas que han logrado proteger con vida sus hijos una vez abandonan su tierra.
Ser mujer, es más que dar vida, combinar trabajos domésticos y estar siempre prestas a escuchar a sus hijos. Los sentimientos y el derecho de existir deben encausar batallas tendentes a devolver la vida a las mujeres. Basta de tantas desigualdades, hay que despertar por defender a la mujer, no por el motivo de celebrar conquistas y mucho menos por contabilizar cuantas profesionales han egresado de universidades; es justo y necesario que ya que los hombres no tienen espacio para empoderar a la mujer, nos toca a todas solidarizarnos por las causas de las más necesitadas.
Es necesario que surja un movimiento que tienda una mano a mujeres migrantes y hacerles esa transición de vida un poco más soportable.
No hay que hacer cosas malas y disfrazarlas de buenas. Un uso certero de redes sociales para dar una mano a la mujer, sería una buena acción que podría ir encausando la vida de quienes esperan en una carpa ejercer el derecho a vivir y continuar su camino en una parada de vida y progreso.
Ya que los gobiernos no se ponen de acuerdo, quien pudiera apadrinar una familia, estaría haciendo una obra de amor en personas que merecen paz y una mano solidaria.