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La matanza de 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa, México y posterior reacción del gobierno mexicano sobre el suceso, destapa una madeja de engaños, falsedad y encubrimiento que le toca a organismos internacionales devolverles paz a los padres de los desaparecidos.
Los asesinados eran estudiantes de una escuela normal, que con la inquietud y el liderazgo propio de jóvenes de sus edades les hacía pensar que organizando protestas para exigir reivindicaciones y mejores condiciones para su entorno de vida lograrían una vez graduados tener oportunidades para ejercer sus profesiones en su comunidad.
La Escuela Normal, donde asistían los jóvenes oficialmente desaparecidos, porque hasta tanto no se pruebe que están muertos, ese es el status que les corresponde;era el blanco de un probable cierre por parte del presidente Enrique Peña. Alegatos que iban desde la inoperante y obsoleta mística del plantel educativo para los nuevos tiempos eran argumentos que se barajaban, según fuentes en las intenciones del mandatario mexicano respecto a la escuela rural.
Jóvenes de procedencia pobre, pero con altos estímulos de superación es la población escolar del centro docente. Se comenta que los jóvenes normalistas desaparecidos por hábito leían de cuatro a cinco libros por mes, independientemente que les asignarán lecturas complementarias al currículum de las asignaturas.
Es decir, que en esos jóvenes pudo haber estado el futuro del relevo político que necesita Iguala y por consecuencia México como país. Sueños abortados, desesperanza y desconfianza es el diario vivir de los padres de los desaparecidos. Desde esa fatídica madrugada en que se corto definitivamente la comunicación telefónica entre los padres e hijos.
Y, es que la pobreza trae a parte de miseria y escasez la ignorancia de los gobernantes que una vez toman procesión en sus cargos políticos se olvidan de quienes les dieron sus votos. Ser pobres es una especie de «estorbos» para las agendas que los políticos pautan para «gobernar» con equidad, inclusión y para progresar. El Progreso que a través de campañas masivas de publicidad arropa las cuentas bancarias de dueños de medios de comunicación que abren espacios para ocultar verdades y sacar montajes de lo que desean los poderosos se de a conocer.
Por lo que respecta a Iguala, ese es el secreto a voces que se comentaba en Guerrero para provocar el cierre definitivo de la escuela normal, pero nunca se pensó fuera a convertirse en una realidad. Esas pretensiones de cerrar la escuela, nunca fue posible, en ningunos de los gobiernos que se dispusieron a hacerlo. El abuso contra estudiantes de Ayotzinapa era una especie de acoso permanente. Lo que provocó que los normalistas se unieran a ejercer sus derechos de protestar para evitar que los dejarán sin escuela.
La acción de los estudiantes de abordar los autobuses, colmó según versiones la paciencia del alcalde de Iguala y su esposa. Ambos están disque presos sin fecha de iniciar juicio en su contra. La dama, alegadamente tenía una fiesta y había solicitado al esposo que evitaran las protestas para que no se le arruinara su convite.
Fuerzas policiales y militares, fueron las encargadas de tronchar los planes de los normalistas, que en su mayoría no pudieron cumplir la agenda que pautaron durante meses.
La PGR, con el ex procurador a la cabeza, ha caído en el descrédito y la inoperancia para resolver un caso que tiene aristas que van más allá del alcalde y su esposa. El presidente mexicano, en un aparente esfuerzo por dar solución al caso, recibió en su despacho a los padres de los alumnos normalistas. Sin embrago, esa reunión se ha quedado en el limbo.
Murillo Caram, con una frialdad que dejó pasmados a todo el país afirmó en rueda de prensa que «los cuerpos de los normalistas fueron quemados» y añadió: «los huesos de los jóvenes fueron lanzados en bolsas de basura al río». Acto seguido, los padres quisieron pruebas de la versión.
Como el argumento no fue aceptado, el gobierno se vio obligado a destituir al jefe de la PGR.
A 19 meses de la tragedia, peritos extranjeros que investigaron el caso han concluido que no hay evidencias para cerrar el caso, recomendando que se sigan las investigaciones. El 30 de abril con reporte listo, los expertos se marchan de suelo azteca, con la satisfacción del deber cumplido y propias de personas sensatas y profesionales.
Ante las revelaciones que se aportaron al horrendo crimen, la actual procuradora Arely Gómez define el «expertice» de los extranjeros, como «valioso y de mucha luz al caso».
Lo que no queda claro es:¿Quién dará el próximo paso para continuar las investigaciones? ¿Por qué Peña Nieto actúa de manera dubitativa? ¿Por qué ofertar dinero, prebendas y hasta viviendas nuevas a los padres de los desaparecidos? ¿Existen intenciones de dejar sin resolver el caso?
Con más interrogantes en el aire y el deseo de que haya en la mayor brevedad posible una respuesta a los padres y a la sociedad mexicana del caso, DeporVida.net seguirá el curso de esta tragedia que enluta decenas de familias. Todo ante un presidente que cada vez que ha tenido que excusar las pocas acciones sobre el caso lo hace fríamente y sin la responsabilidad que le concierne dada su investidura como primer mandatario de México.