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República Dominicana se está convirtiendo en los últimos meses en una especie de «zona salvaje». Los sucesos acontecidos entre autoridad policial del transporte (AMET) y personajes de la política, justicia y parientes de funcionarios públicos, cobra fuerza y deja mal parada las instituciones.
En la ciudad de Santiago, un hombre que furioso se resistió a un arresto por haber sido pillado en una infracción de tránsito. Los agentes de AMET, en un gesto sabio, grabaron desde sus dispositivos celulares la agria discusión que se desarrolló en plena vía pública.
Mientras el agente policial pedía refuerzos por la conducta agresiva, irrespetuosa y envalentonada del hombre de apellido Fadul. El caballero, que nunca pudo ser esposado para llevárselo detenido, llamaba por su celular a su tío que era en ese entonces la cabeza de un ministerio del gobierno. El caso finalizó: Con el agente policial con un pie roto, porque el hombre infractor pasó las ruedas de su vehículo por encima y a pesar que le advirtieron que se detuviera, el «come hombres» abandonó el lugar y a las pocas horas se simuló un alegado apresamiento.
Desde luego, que fue para calmar los ataques que la prensa comentaba en casi todo el país, del filtrado vídeo, que reveló el incidente. Como sentencia, el infractor se disculpó con el policía, por aquello que el tío de Fadul quiso dar un ejemplo.
En posteriores días luego del suceso antes mencionado, esta vez en la ciudad de Puerto Plata, un ex diputado y presidente del partido de gobierno en la provincia, se presentó al local de AMET.
El pintoresco personaje, apodado «el querido» dando palmetazos sobre un escritorio y gritando improperios a los agentes policiales, exigió la entrega de un vehículo retenido a una ciudadana. Los agentes, al igual que en Santiago decidieron grabar al visitante y oh, sorpresa! El ex congresista dominicano dijo que la autoridad era él y que se llevaría el vehículo por encima de todos ellos.
De nada valieron los consejos de que abandonara la oficina, mucho menos hubo un arresto por irrespeto a la autoridad sobre el ex honorable diputado. Las cosas terminaron en nada y el propio personaje admitió que el vehículo pertenecía a una joven con quien tenía una relación sentimental.( El ex congresista es casado)
En otro hecho reciente, un agente de AMET, esta vez en la capital dominicana, detuvo a una persona que estacionó su vehículo en una zona prohibida. Alguien grabó el incidente y se puede ver la grotesca y repudiable manera de la dama, que resultó ser una fiscal. La dama, atacó al agente y este alegadamente le manoteó para tratar de calmarla.
El resultado, el agente fue enviado a prisión en calidad de detenido y la dama a las pocas horas «armó » unas disculpas públicas y firmaron un papel disque de conciliación para dejar atrás ese incidente.
Los tres personajes infractores e irrespetuosos de la autoridad, les dijeron:»Tu no sabes quién soy» Y en respuesta, los agentes policiales sin sacar las esposas para conducir como manda la ley a los infractores se enfrascaron en una discusión y permitieron que a través de celulares hicieran llamadas a sus «chapulines».
Siglo XXI, una Isla del Caribe donde quien logra un cargo público con poderes medianos y ostentosa lujos imposibles de adquirir con un salario, nadie se preocupa por educar a la ciudadanía. Con ausencia total de responsabilidad civil y excesivas conductas agresivas, se está dando ejemplos a los jóvenes y niños que de seguir así; habrá una zona salvaje en todo lo largo y ancho de la Isla.
La autoridad policial, judicial y los llamados a dar una respuesta a estos casos, que de seguro es normal para una sociedad que se ha acostumbrado de vivir de apariencias tienen que revisarse.
Un país pobre, que aparenta que está en desarrollo y donde cualquier mozalbete anda en un vehículo de alto cilindraje, pistola en cintura y con joyas costosas va camino al fracaso.
Duele, esa realidad donde no se someta a obediencia a que infractores puedan cumplir las leyes existentes, porque en lo relativo a la ley de tránsito hay un código que claramente explica las penalidades y procedimientos para castigar de manera ejemplar a infractores.
Los trabajos forzados, que en épocas de dictadura en el país se hacían cumplir, de igual manera el marcar a los ladrones, violadores de niños y deshonrar a personas de la administración pública que robaban dinero del erario, se quedaron en el olvido.
Los pueblos que olvidan sus historias o la desconocen, están condenados a repetir los errores del pasado.
La juventud que asiste a universidades e institutos y escuelas vocacionales tendrá muy pocas oportunidades para ejercer en el país.
La calidad de vida en República Dominicana, es exclusiva para una parte de la sociedad. La clase media alta, ya bajo de categoría. Hay ricos y pobres.
Un zapato o calzado se usa en los pies y con ellos caminamos y cuando el zapato está muy usado regularmente se reemplaza, pero en dominicana tratar como un zapato a la autoridad se está volviendo un peligroso hábito. Hasta el momento no hay reacciones, aparenta que la autoridad policial, en estos casos antes expuestos quieren callar y hacerse «los locos». Mientras el pueblo sigue en una nube, los comediantes parodian los eventos documentados en celulares, todo sigue su curso. Una sociedad que se está peligrosamente acostumbrado a ver normal que ocurra de todo y se olvide con otro incidente, está hundiendo una Isla que tanta sangre costó a nuestros patriotas.