Tenemos Santa:Madre Teresa de Calcuta

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Editora en Deporvida
Arelis Reynoso, dominicana. Periodista.
Desde temprana edad inicia en los medios con participaciones en voz comercial de su natal Puerto Plata.

En prensa escrita destacó como reportera de investigación y columnista en rotativos decirculación nacional en República Dominicana.
Reportera y asistente de Editor en El Sol Latino, semanario de la ciudad de Filadelfia Pensilvania. Dado sus destacados logros y liderazgo dentro del medio periodistico en dicha ciudad, fue seleccionada por dos años consecutivos(2005 y 2006) como Personalidad del Año en Hispanic Choice Awards.
Su versatilidad y dinamismo como periodista especializada en deportes, se solidifica en Estados Unidos al crear su columna “ Rincón Latino”.

Ha sido comentarista invitada en la cadena en español de Los Filis, equipo profesional de beisbol de la ciudad del Amor fraterno.

Fue reconocida por la premiación Mundo Latino, como “Mejor reportera hispana” en el 2003. Realizó algunos programas especiales para la filial de Univision, en Filadelfia.

Es egresada del Instituto de Liderazgo Latino, en la primera promoción en el 2002.
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Con júbilo y profunda alegría la iglesia Católica celebró por todo lo alto la exaltación a los altares a La Madre Teresa de Calcuta. El 4 de septiembre del 2016, pasó a la historia y el mundo es testigo del importante aporte a la humanidad que la hoy Santa Teresa de Calcuta, nos hace a todos.

Nacida en Albania, país ateo y comunista, se convirtió en una ciudadana del mundo. Consagrada desde joven a servir al prójimo, la Madre Teresa tuvo que salir de su país para poder hacer realidad su vocación de casarse con Jesucristo y ser una monja toda su vida. 

Trillar el camino del amor, es la mejor opción de un religioso. Pero, hacer ese ejercicio traspasando fronteras y desafiando guerras, exponiéndose a morir en el fuego cruzado solo esa diminuta dama pudo lograrlo.
Valiente, con una eterna sonrisa a flor de piel y entregada a rescatar a los olvidados, como llamó en todo momento a desamparados y gente que vivía en la extrema pobreza;hoy nos complace tener una Santa en este siglo.

Así como rezan las sagradas escrituras al destacar que «por un solo pecador que se arrepienta habrá fiesta en el cielo» esa fiesta será eterna para honrar la memoria de una Santa que dijo siempre si al servicio humanitario.

Rezar, cumplir una labor en los conventos y pasar promociones dentro del argot de las monjas es la tradición de la iglesia católica, en lo relativo a la vida cotidiana de una religiosa. Sin embrago, salir por las madrugadas a dar acogida a gente que dormía en las calles de Calcuta sin una cobija y que pasaban días sin ingerir alimentos, terminó para los cientos de favorecidos por la obra de las manos de la madre Teresa.

Sus confesores y guías espirituales no pudieron impedir fundar ese ministerio que la Madre acogió e hizo un verdadero apostolado por amor a su prójimo.

Los escritos que la monjita dejó y que fueron guardados y conservados con celo y bondad, han sido inspiración de miles de personas en todo el mundo. Libros, ensayos, cuentos y documentales ruedan en las etapas que la Madre Teresa acumuló en su obra. Viajes a países donde hoy conocemos viajó la Madre, que no se habían revelado le añaden a su cruzada más admiración. Nunca conoció el miedo, por lo menos no lo expresó en público. La fuerza de su Fe y el amor al servicio unido a la unción divina más que un adorno, fue la cobertura que la Santa de Calcuta tuvo como escudo.
La revista Time, famosa por sus impredecibles portadas, retrató a la madre en plena guerra caminando ante retenes de soldados que impedían la circulación de personas. Ni la Cruz Roja, Amnistía Internacional u otras organizaciones humanitarias llegaron tan fácil donde la Madre Teresa entraba.
Sin importarle perder la vida, con riesgo a contagiarse de enfermedades, que de hecho así le ocurrió durante toda su vida; su amor incondicional al prójimo era el bálsamo senador que la inspiraba.

Los médicos, le advertían que debía utilizar guantes y cubrir su boca y nariz para lidiar con enfermos de tuberculosis, cólera y decenas de epidemias que cundían los rincones de la India para que no se expusiera a contraer contagios, pero esos consejos eran vanos. Decenas de veces, estuvo ingresada con diagnóstico reservado y aislada, inclusive en el monasterio que fundó con el nombre de la congregación Misioneras de la Caridad.

Cuando sentía una mejoría leve, saltaba de la cama, alegando que la deprimía estar echada en una cama, porque se rehusaba a ser ingresada en una habitación privilegiada o dotada de una cama de un hospital normal. «Si mis pobres y olvidados sanan hasta en un pasillo, así resistiré yo» era su respuesta ante el reclamo de enfermeras que le asistían suministrado las medicinas y haciéndole el aseo.


Una Santa en la Oscuridad

La Madre Teresa, insistía de manera recurrente, en que si algún día la proclamaban Santa, reinaría en la oscuridad porque la luz le pertenecía a los pobres y desamparados. «Mi trono será en las tinieblas porque quienes necesitan la luz divina son los olvidados», era la frase que testigos y gente cercana a ella confirman. Esa manera de desprenderse de sí misma, para dar espacio a los necesitados de amor y caridad es el recuento de la historia de una monja. Única en su modo de rezar, porque el silencio era el protagonista principal en los ayunos y penitencias que se pautaba.

Confesarse a diario o con la frecuencia que le permitía el tiempo en su ajetreada vida, era e hábito más perecedero para la Santa de Calcuta.

Enviaba a su confesor, con frecuencia cartas desde donde quiera que estaba, pidiendo consejos y orientación.


Tumbó los Protocolos

En el libro «Ven sé mi Luz» que relata la historia de como fundó su congregación y la dura batalla que luchó para que El Vaticano le aprobara su orden religiosa, deja claro que los formalismos y el rígido protocolo de la jerarquía católica nunca fue obstáculo para sus ideales.

Cada carta enviada al cardenal, que le correspondía y las entrevistas en persona que lograba conseguir, era una especie de jueza del amor que celosamente defendía y nunca dejó caer.

Negativas, espera y excusas de sus superiores que le insistían «no dejarse llevar de impulsos», ante las sugerencias que se quedara en su posición de Madre superiora de la orden religiosa, a la que había servido toda su vida, no impidió su perseverancia. Tardaron años, dilaciones en despachos del Vaticano.Por la Gracia de Dios logró reunir los requisitos que le pedían para abandonar el cargo de Madre superiora que tenía en el convento donde estaba de servicio.

Empezar de nuevo, en el difícil y sacrificado mundo religioso, fue en 1950 el mayor reto que la Santa emprendió para su apostolado.

Misioneras de la Caridad (MC) es el nombre que finalmente logró añadir a las órdenes católicas que cubren el mundo. Su congregación, no es un simple capricho o un impacto mundano. El voto de pobreza y caridad es el requisito que estableció en la fundación de su orden religiosa.


Misión de (MC)

MISIONERAS DEL A CARIDAD

Ayudar enfermos de lepra, SIDA, ex prostitutas, indigentes,enfermos mentales, refugiados, niños abandonados,ancianos. Son parte de las otras múltiples obras de amor que hace la congregación.

Escuelas a niños de la calle, atención a convalecientes que no tienen hogar y ameritan cuidados una vez son dados de alta de hospitales, así como acoger madres que no quieren tener a sus hijos, son cuidados con amor y cuidados especiales.

La Madre Teresa, les decía a mujeres que estaba en lista para abortar, «Dame tu hijo yo lo cuidaré» y, se convirtió en la defensora por la vida en decenas de rincones que eran una especie de mataderos humanos. Un niño, era para la Madre, como un Jesucristo que llegaba al mundo.

La congregación, tiene miles de voluntarios que se encargan de educar los niños de la calle y que de manera desinteresada identifican los problemas y necesidades de la comunidad. De esa manera vive la obra de esa orden misionera que cuenta con sedes en 133 países.

En Calcuta hay 19 hogares donde las misioneras hacen su labor.

Es en el año 1963 que se funda formalmente la misión que inició en 1950 la Madre Teresa.

El atuendo, que la Madre eligió para vestimenta es de color blanco con franjas azules.
Curiosamente, la Madre general, que dirige la congregación hoy día es de origen Alemán, su nombre es: Hermana María Prema Pierick.

De igual manera como La Madre Teresa no era originaria de La India, sino una emisora de paz delegada a servir como monja fuera de su país de origen, así es la congregación que dejó de herencia a la humanidad la Santa de Calcuta.

Extranjeras, han llevado su bandera de amor y paz a lugares donde ni los mismos nativos se atrevían a servir y enfrentar esa cruda realidad que les adornaban los vecindarios y comunidades.

SANTA MADRE TERESA DE CALCULTA

Todo como se establece en las Sagradas Escrituras, «Nadie es profeta en su tierra» se expande en la obra de nuestra Santa Madre Teresa de Calcuta. Su legado está vivo en cada nueva misionera que entra a servir en la congregación.

De igual manera, cabe destacar que muchas jóvenes de la India se han integrado al servicio de las MC, aunque en su mayoría sirven en otros países, el amor es el mismo.
DeporVida.net celebra la vida de una Santa que con la herramienta del amor, bondad y caridad ha logrado incentivar a otras mujeres para que se unan a su obra.

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