La ley de ingresos públicos de República Dominicana, fue aprobada, justo un año antes de que terminara la gestión del ex Presidente Leonel Fernández. El país pagó un costo altísimo por un evento que perjudicaba en ese momento a los ciudadanos de la República.
El congreso dominicano, conformado por 32 senadores de los cuales 31 son miembros o llevan pactos con el Partido de la Liberación Dominicana, PLD. Sin dudas, esa realidad hizo cumplir el deseo del entonces presidente de la República. Hoy, sin embargo, el actual presidente Danilo Medina y el pueblo esperan la ejecución presupuestaria trimestral; como sugiere la ley.
Vemos en el presidente Medina, un hombre transparente, o al menos alguien que refleja el deseo de serlo. Pero, para que su gestión logre que se cumpla la ley, no sólo el primer mandatario de la nación debe pretenderlo, sino que el funcionario que lo ignore está violando la ley No. 423-26 y también el decreto No. 492-7.
Nosotros, preparamos una muy sabrosa Champola, si se publica por primera vez la ejecución presupuestaria, pues, “nunca se hizo”. Otra no menos rica, batiríamos con nuestras mejores GUANABANAS y la brindaríamos al senado de la República, si honra el pedido del presidente Medina, que es, a quien obedecen todos o casi todos, y analizan las violaciones de aduanas y de seguridad nacional, cometidas por la empresa que pretende barrernos del oro: Barrick Gold.
Mientras que enviamos nuestras mejores fibras curativas GUANABANERAS a la Cámara de Cuentas,CCDR, por realizar las auditorías que reflejan el dispendio o malversación del dinero del pueblo en algunos municipios y ministerios, convertimos en cemento, otras GUANABANAS para el Departamento de Prevención de la Corrupción Administrativa, por engavetar o archivar esos informes y no someterlos a los organismos del rigor.
Champoliamos también y sin ser ningún fanático de dogmas ni credos y mucho menos sectas, por el Papa Francisco, porque el ciudadano Argentino, aparenta ser un hombre de humildad tangible, que renuncia a la opulencia barroca y tradicional, tan así, que me transporta a la historia del Maestro de Galilea, quien convirtió cada sermón en acción. Hasta hoy, parece que tendremos esperanza de ver a Francisco actuar con la humildad que dá el amor por el prójimo
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